sábado, 11 de abril de 2009

El vampiro de Düsselfdor

Kürten nació en la localidad de Mülheim (ahora distrito de la ciudad alemana de Colonia) y fue el tercero de trece hermanos en el seno de una familia extremadamente pobre. Peter presenció como su padre, un alcohólico y violento trabajador en paro, maltrataba a su madre e, incluso, violaba con total impunidad a alguna de sus hermanas menores.A los 9 años cometió sus primeros asesinatos cuando ahogó a dos amigos mientras se bañaban en el río Rhin. A excépción de estos dos casos aislados, Kürten fue intercalando sus pequeños actos de delincuencia con breves pasos por la cárcel para pagar sus fechorías.
También fue contratado como perrero donde experimentó el "placer" de torturar, violar y matar a perros abandonadosSus violentas tendencias se fueron incrementando a medida que se iba haciendo mayor. Paralelamente, Kürten necesitaba trasladar esas experiencias sanguinarias de animales a humanos. Así, su primer asesinato, a parte de sus dos amigos ahogados por él, lo cometió el 13 de mayo de 1913. Kürten merodeaba una casa presuntamente vacía para robar. Pero en ella se encontraba Khristine Klein, una niña de 13 años que dormía en su habitación. Kürten, tras comprobar que no había nadie en la casa, estranguló a la joven para terminar degollándola.
Pero en 1921, Kürten se trasladó a Altenburg donde se casó con una mujer de buena reputación al mismo tiempo que conseguía un trabajo como camioneroEn 1929, llegó el año más sangriento de Kürten. El 8 de febrero, asesinó a una niña de 8 años. El 23 de agosto, mató a dos hermanas de 5 y 14 años. En septiembre mató a una mujer con un martillo. Y el 7 de noviembre, llegó al punto álgido de su locura al matar a una níña de 5 años y enviar a un periódico local el mapa de la tumba de la niña asesinada.Estos asesinatos hicieron que la ciudad de Düsseldorf viviera en un contínuo estado de histeria. Nadie se atrevía a caminar solo por las calles de la ciudad. Las autoridades ofrecían una suculenta recompensa por quien diera pistas sobre la identidad del asesino y la policía llegó a rebicir hasta 900.000 nombres de posibles asesinos.Sin embargo, en mayo de 1930, Kürten cometió el error garrafal que le acabaría condenando, engañó a Maria Budlick, una empleada doméstica que se dejó engañar por el asesino para llevarla a Grafenberger Woods, un bosque de las cercanías. El malhechor estranguló a su víctima para agredirla sexualmente pero la dejó con vida después de experimentar el orgasmo. Al marcharse el asesino, Bublick acudió a la policía donde pudo dar información precisa sobre Kürten. Poco después, aparecía el retrato robot del hombre más buscado de Alemania.La última frase de Peter Kürten, casi coincidente con el estreno de la película de Fritz Lang en 1931, no fue más que un epílogo de su paranoia criminal: "Dígame, cuando me hayan decapitado ¿Podré oír siquiera un momento el ruido de mi propia sangre saliendo del cuello?"
En 1931, Fritz Lang dirigió M, el vampiro de Düsseldorf basándose en los trágicos hechos realizados por Peter Kürten.

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